miércoles, 1 de marzo de 2017


Hola.
Bienvenido a esta nueva entrada de mi blog.   

Hoy continuaremos escudriñando el libro “PIENSE Y HÁGASE RICO”, que nos deja en cada página una importante lección a poner en práctica para nuestro desarrollo personal y económico.

Puedes sacar un enorme provecho de este libro si aplicas sus principios con la finalidad de generar mayores riquezas, independientemente del ámbito en que te desempeñas.   Te aseguro que grandes fortunas se construyeron gracias a este conocimiento que nos comparte Napoleón Hill, por eso no debe pasar desapercibido para todo aquel que se esfuerza por una mejor condición económica.

  
El Deseo
El punto inicial de todo logro
El primer paso hacia la riqueza

Cuando Edwin C. Barnes se apeó del tren de carga en Orange, New Jersey, hace más de cincuenta años, quizá pareciese un vagabundo, ¡pero sus ideas eran las de un rey!

Mientras se dirigía desde los rieles del ferrocarril hacia la oficina de Thomas A. Edison, su cerebro trabajaba sin parar.   Se veía a sí mismo de pie en presencia de Edison. Se oía pidiéndole a Edison la oportunidad de llevar a cabo la única obsesión imperiosa de su vida, el deseo ardiente de llegar a ser socio en los negocios del gran inventor.

¡El deseo de Barnes no era una esperanza! ¡No eran ganas! Era un deseo vehemente, palpitante, que lo trascendía todo. Era definido.

Algunos años después, Edwin C. Barnes volvió a pararse frente a Edison en la misma oficina en que se había encontrado por primera vez con el inventor.  En esta ocasión, el deseo se había convertido en realidad.  Era socio de Edison.  El sueño dominante de su vida se había vuelto realidad.

Barnes tuvo éxito porque eligió un objetivo definido, y puso toda su energía, toda su fuerza de voluntad, todos sus esfuerzos, todo, en pos de ese objetivo.


El Hombre que quemó sus naves

Pasaron cinco años antes de que apareciera la oportunidad que había estado buscando.  Para todos, excepto para él, sólo parecía una parte más del engranaje de los negocios de Edison, pero en su interior, él fue el socio de Édison cada minuto del día, desde el primero en que empezó a trabajar allí.

En una ejemplificación notable del poder de un deseo definido. Barnes consiguió su objetivo porque deseaba ser socio de Edison más que ninguna otra cosa.  Creó un plan con el que alcanzar su propósito.  Pero quemó todas sus naves tras de sí.  Se mantuvo firme en su deseo hasta que éste se convirtió en la obstinación obsesiva de su vida y, finalmente, en un hecho.

Cuando viajó a Orange, no se dijo a sí mismo: “Trataré de convencer a Edison de que me dé algún tipo de trabajo”, sino: “Voy a ver a Edison para explicarle que he venido a hacer negocios con él”.

No se dijo: “Estaré alerta ante cualquier otra oportunidad, en caso de que no consiga lo que quiero en la organización de Edison”, sino “No hay más que una cosa en este mundo que estoy decidido a conseguir, y es asociarme con Edison en sus negocios.  Quemaré todas las naves tras de mí, y apostaré mi futuro a mi capacidad para conseguir lo que quiero”.

No se planteó en ningún momento retroceder.
¡Tenía que triunfar o morir!
¡Esa es toda la historia del éxito de Barnes!

  
El Incentivo que Conduce hacia La Riqueza


Hace mucho tiempo, un gran guerrero afrontó una situación que requería de él una decisión que garantizara su éxito en el campo de batalla.  Iba a enviar sus tropas contra un enemigo poderoso, cuyos hombres superaban a los suyos en número.  Embarcó a sus soldados, navegó hacia el país enemigo, desembarcó soldados y equipos, y dio la orden de quemar las naves que los habían llevado hasta allí.  Al dirigirse a sus hombres antes de la primera batalla, dijo “Ved cómo los barcos se convierten en humo.  ¡Eso significa que no podremos dejar estas playas vivos a menos que ganemos! ¡Ahora no tenemos opción: venceremos o moriremos!”.
Vencieron.

Cada persona que vence en cualquier empresa debe estar dispuesta a quemar sus naves y eliminar todas las posibilidades de dar marcha atrás.  Sólo así puede tener la seguridad de mantener ese estado mental conocido como deseo ardiente de ganar, esencial para el éxito.

La mañana siguiente al gran incendio de Chicago, un grupo de comerciantes se quedó de pie en State Street, observando los restos humeantes de lo que habían sido sus tiendas.  Organizaron una reunión para decidir si tratarían de reconstruirlas o abandonarían Chicago para volver a empezar en algún lugar del país más prometedor.  Llegaron a una decisión, todos menos unos: abandonar Chicago.

El comerciante que decidió quedarse y reconstruir su negocio señaló con el dedo los restos de su tienda, y dijo: “Caballeros, en este mismo sitio construiré la tienda más grande el mundo, no importa las veces que pueda quemarse”.

Esto fue hace casi un siglo.  La tienda fue construida.  Todavía sigue en pie, una torre, un monumento al poder de ese estado mental conocido como deseo ardiente.  Lo más sencillo que Marshall Field podría haber hecho era imitar a sus colegas.  Cuando las perspectivas se mostraban difíciles, y el futuro parecía funesto, se retiraron adonde las cosas pareciesen más fáciles.

Fíjese bien en la diferencia entre Marshall Field y los demás comerciantes, porque es la misma diferencia que distingue a casi todos los que tienen éxito de aquellos que fracasan.

Todo ser humano que alcanza la edad de comprender la razón de ser del dinero, quiere dinero.  Quererlo no basta para acumular riqueza.  Pero desear la riqueza con un estado mental que se convierte en una obsesión, y luego planificar formas y medios definidos para adquirirla, y ejecutar esos planes con una perseverancia que no acepte el fracaso, atraerá la riqueza.


Conclusión

¡Este libro es increíble!  Lo he venido leyendo por años y me sigue sorprendiendo la calidad de su contenido.  Sus historias son como el combustible que necesita un vehículo para salir a toda velocidad, y  en su simpleza encontramos las mayores verdades acerca de lo que se necesita para triunfar en la vida.   Por eso vale la pena incluir sus páginas textualmente en mi blog, como un regalo para ti querido lector.

Nos vemos pronto, y déjame tus comentarios pues me motivan a seguir adelante…



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