Hola.
Gracias por seguir mi blog.
En el camino de la vida te vas a
encontrar con diferentes tipos de personalidades, algunas agradables y otras no
tanto. Hoy vamos a traer a colación
algunas formas de comportamiento que considero no son tan beneficiosas para el
emprendedor, por eso es importante identificarlas y tomar acciones correctivas.
No está de más recordar al lector que
este es un programa que también aborda el tema de la Autoayuda. Por eso las siguientes líneas tienen como finalidad el autoanálisis, para identificar
aquello que tal vez no esté funcionando bien en nuestra actuación y que sirve
de freno a nuestro desarrollo.
Comencemos…
Ser agradable
No es lo mismo que ser Empalagoso.
“Me
encantan las personas amables y educadas, hasta que se esfuerzan demasiado por
agradar. En ese momento empiezo a
desconfiar y sobreviene mi desencanto”
(Patricio
Paz)
Emprender
con Autoayuda.
Tenemos
que reconocer que no vamos a ser aceptados por todo el mundo. Debemos tener límites en cuanto a nuestros
esfuerzos por agradar a los demás, pues existe una enorme diferencia entre una persona engreída y
otra que se respeta y valora a sí misma (eso
se llama “carácter”).
Si
bien es cierto que para obtener miel no hay que dar puntapiés a la colmena,
también hay que tener en cuenta que hasta la dulzura de la miel en exceso nos puede llegar a empalagar, provocando
nuestro rechazo.
Si
en tu trabajo por ejemplo te ves obligado a interrumpir una conversación de algún
superior, porque tienes algo muy importante que decir, no tienes que excusarte
mil veces antes de hablar, con un simple ¡disculpen!, ¿puedo interrumpir? será más que suficiente.
Luego
de obtener el permiso para hablar ve directo al grano, tu jefe estará más que complacido con la
información que tenías para compartir y te agradecerá que le dejes continuar de
inmediato su conversación.
No hagas como los perritos
De
todos es sabido que los perritos dan muchas vueltas antes de echarse en el piso,
pero el misterio de por qué lo hacen ha permanecido en el tiempo. De la misma manera yo tampoco logro entender a
algunas personas que, cuando tienen algo que decir, comienzan con un montón de
palabrería que te confunde y hace que te preocupes antes de saber con exactitud
de qué se trata el asunto.
Dar
muchas vueltas antes de decir algo solo hará que tu interlocutor se sienta
incómodo y ya no reciba con beneplácito lo que tenías para decir, por ello es
mejor que seas lo más directo posible.
Otro
comportamiento muy común en los perritos es andar meneando la colita por todos
lados, esperando como premio comida o que les rasques la barriguita. Muchas personas en su intento por agradar a
los demás imitan un poco este comportamiento (perdón por lo brusco de mi analogía), el problema es que entre
humanos esta táctica no funciona, lo único que conseguirás será la crítica y el
rechazo de tus compañeros.
3 posibles razones por las que se busca agradar en exceso a los demás.
Creo
que las personas que tratan de ser demasiado complacientes con los demás lo
hacen por estas tres razones:
1. Porque
son unos “Santos”.
2. Tienen
intereses ocultos.
3. Son
demasiado inseguras.
Con
respecto a los santos creo que ya son muy escasos en nuestros tiempos, por lo
que yo descarto por completo esa posibilidad.
En cuanto a los intereses ocultos en las personas, esos sí que abundan
en nuestros tiempos.
Viene
a mi mente una frase que escuché del gran cantante y compositor argentino Facundo
Cabral “El hombre le hace caricias al
caballo para después montarlo”. Un
fuerte motivo para desconfiar, ¿No es así?
También
existe la posibilidad de que alguien solo busque la aceptación de todo el mundo
debido a un fuerte sentimiento de inferioridad.
Si ese fuese el caso habrá que tratar de entender a la persona y
recomendarle algún tipo de terapia psicológica que le ayude a superar esa
condición.
Y
es que abundan los ejemplos de los llamados “excesos de atenciones” por
ahí. Tal es el caso del mesero que después
de servir tu comida te interrumpe a cada momento preguntando ¿todo está bien o
necesita algo más el señor? Esto en
realidad es muy molesto para el comensal.
Mi
padre cuenta una anécdota bastante divertida que le ocurrió en un restaurante
de mucha categoría. Luego de que el
mesero sirvió su comida y bebida, se quedó parado al lado de su silla (algo que no agradó a mi padre desde el
principio). Cuando mi padre hacía el
intento de tomar la botella de gaseosa para servirse, el mesero se la
arrebataba y servía en el vaso.
Era
la misma historia con el recipiente de la sal, la pimienta y los aderezos. Por más intentos que hiciera mi pobre viejo
por coger algo, el mesero siempre le ganaba la partida. Así estuvieron por un rato, hasta que se
cansó y le dijo: ¡por favor amigo, yo
vine a éste restaurante a comer no a echar apuestas de velocidad con usted!, ya
déjeme que yo puedo comer solo.
Ya
te puedes imaginar la cara del pobre mesero ante semejante escena, pero esto
ejemplifica muy bien que los excesos por agradar a los demás siempre terminarán
muy mal; creo que mi padre se compadeció y le dio su propina al mesero de todos
modos.
Queridos
lectores esto ha sido todo por hoy, espero que te haya gustado mi artículo.
Puedes dejarme tus comentarios o sugerencias al final de la página.
Nos vemos en la próxima
entrada…
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