Bienvenidos a esta nueva entrada.
Querido lector, espero que todo esté
marchando de maravilla con tu vida. Que
el éxito, salud y abundancia te persigan de manera constante en tu peregrinar
por este mundo.
Recuerda que el universo siempre estará
conspirando a tu favor si se lo permites, por ello debes poner en práctica el
poder de la fe en todo lo que emprendas.
Deja que el cúmulo de tus experiencias, aunque
no sean todas positivas, sirvan para fortalecer tu espíritu. Piensa en ellas como una oportunidad para crecer
y estar mejor preparado para enfrentar el siguiente desafío. Porque, te lo garantizo,
siempre habrá algo nuevo, algo más por resolver, que te va a poner a prueba.
En esta entrega te dejo con el desenlace
de la historia del titiritero y su personaje Le Mium el Temerario, la cual resumiré en las siguientes líneas
para tu deleite.
Comencemos…
Gozando las mieles de la conquista
El espectáculo estaba siendo todo un éxito en cada lugar
que se presentaba. La gente llenaba la sala al tope sin siquiera reparar en el
costo de la entrada con tal de ver al célebre Le Mium el temerario; cuando llegaban a los pueblos más grandes tenían
que permanecer ahí por varias semanas, pues había mucha demanda por presenciar el
evento.
Las ganancias no se hicieron esperar, había dinero fluyendo
de manera constante y en cantidades nada despreciables. Ahora sus deteriorados atuendos habían sido
cambiados por ropas finas y elegantes, además, lucían llamativas joyas en manos
y cuello, convirtiéndose así en todos unos personajes.
La vieja carreta que los trasladaba de ciudad en ciudad había
sido sustituida por un suntuoso carruaje adornado con llamativos artificios, que captaban toda la atención
de los transeúntes a su paso. El noble borrico que se encargó de halarla por
tantos años fue vendido por unas cuantas monedas, para ser reemplazado por dos
hermosos caballos que marchaban con gracia y elegancia al son del vaivén del
camino.
Buen vino y una mesa repleta de suculentos manjares, no
podían faltar en las celebraciones nocturnas de nuestros galanes, siempre en
compañía de amigos y una que otra bella dama que engalanaba la noche con su encantadora
presencia. ¡Nuevas
amistades, fama, fortuna!, se podía decir que habían alcanzado el éxito más
allá de sus previas apreciaciones.
¡Pagarían un precio demasiado alto!
“La envidia se deslizaba como serpiente al acecho
buscando en la mente débil la presa perfecta para
Inocular su mortífero veneno”.
Con el tiempo aquella
rutina de largos viajes, presentaciones, festejos nocturnos y desvelos comenzaron
a pasar factura. Los excesos en su nueva
forma de vivir hicieron que descuidaran lo que con tanto esfuerzo y dedicación
habían construido; fue entonces cuando todo empezó a tomar un rumbo distinto a
lo planeado.
El veneno de la envidia
tomaba por sorpresa a Renato (su ayudante),
pues veía como el maestro titiritero se quedaba con la mayor parte de las
ganancias y eso para nada le agradaba porque, según su lógica de pensamiento, sería
justo que todo se repartiera por la mitad.
Se le había olvidado que fue gracias a la creatividad del maestro que
todo había surgido, cuando él no fue más que un simple espectador en todo el asunto.
Comenzó a llegar tarde a las
presentaciones y hacía su trabajo de mala gana, lo que ponía al maestro de muy
mal genio y eso desencadenaba una serie de acontecimientos que resultaban en
detrimento de la calidad de la presentación; hubo un par de ocasiones en las que el público
estaba tan molesto que fueron abucheados y sacados a fuerza de empujones del
recinto, una escena bastante vergonzosa y desconsoladora.
Pero el maestro tampoco se
quedaba rezagado en cometer errores, las promesas incumplidas por su parte también
eran causa del malestar en Renato, aunque en ningún momento lo hizo con la
intención de engañar, simplemente había sido presa de la emoción del momento; bebía
mucho además y tenía romances en cada ciudad a la que arribaban, lo que hacía
que su atención ya no estuviera centrada en su trabajo sino en cosas
improductivas que poco a poco le llevarían al fracaso.
Tiempo después Renato
decidió partir en busca de nuevos horizontes, las diferencias entre él y su
maestro se habían vuelto tan irreconciliables que ya no valía la pena seguir
intentándolo, pero el daño
ya estaba hecho. Fue sustituido por un principiante, carente
de talento en el manejo de las marionetas, con lo que se cerraba el círculo
para la desgracia ¡la caída de la puesta
en escena era inminente!
Cada vez eran menos las
personas que asistían a los eventos y, a pesar que el costo por entrada había
sido rebajado considerablemente desde hacía mucho, a duras penas llenaban el
recito a la mitad.
El dinero empezó a escasear
haciéndose casi imposible seguir manteniendo el pomposo estilo de vida al que
se habían acostumbrado. El suntuoso
carruaje y su pareja de esbeltos caballos fueron los primeros en ser rematados
para cubrir algunas deudas; con el resto de dinero apenas alcanzó para comprar una
vieja carreta halada por un larguirucho borrico, estaban otra vez como al
principio.
Las ropas modestas fueron de
nuevo el uniforme del titiritero y su ayudante, quienes ya no portaban ni
siquiera una baratija en su cuerpo como adorno, pues todas las joyas tuvieron
que ser vendidas para subsistir.
Con el paso del tiempo el
espectáculo de Le Mium el Temerario solo era un recuerdo en el corazón del público
que le aclamó con fervor. Aquellas glorias
del pasado jamás volvieron para el maestro titiritero, quien no tuvo otra
opción que regresar a su ciudad natal donde permaneció hasta el final de sus días.
De Renato se supo muy poco. Algunos aseguran que se instaló en un pueblo
del este, donde contrajo matrimonio y formó una numerosa familia, convirtiéndose
además en un hombre adinerado e influyente.
Conclusión:
Mis queridos amigos,
considero que esta historia nos deja una enseñanza más que evidente acerca de
cómo las empresas más grandes y hermosas de la vida pueden terminar en el
fracaso, gracias a la falta de auto control y al materialismo desmedido de
nuestros días.
Dejarse dominar por el
sentimiento de la envidia es una de las situaciones más vergonzosas a las que podría
quedar expuesto el hombre que carece de amor y nobleza en su corazón, por eso
debe hacerse un trabajo constante de autoanálisis para no caer en este tipo de
bajezas.
Cualquier exceso en nuestra
forma de vivir no puede traernos más que desgracia y sufrimiento a futuro, por
eso debemos comportarnos en todo momento y no dejarnos llevar por la emoción.
Nos vemos pronto…
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