Hola.
Bienvenido
a mi blog.
En los párrafos siguientes veremos como un
amoroso padre fue capaz de velar por el bienestar de su hijo, empero de su
reprochable conducta, hasta después de su muerte, dándole una última
oportunidad para corregir su destino a
través de una lección maravillosa que aquel jamás olvidaría.
Acompáñame y aprendamos de esta aleccionadora
historia…
Comencemos…
¡Que
no pare la fiesta!
Hace algún
tiempo existió un hombre acaudalado, quien había amasado su fortuna gracias a
su audacia y dedicación en los negocios.
Tenía un hijo que rondaba los treinta años de edad, a quien amaba con
todo su corazón. Le había dado de todo: viajes exóticos, automóviles, estudios
en las más prestigiosas universidades y muchos otros lujos.
Este muchacho
nació sentado en una mina de oro, pues las empresas de su padre generaban
millones y él era el único heredero de toda aquella fortuna. Según él ya no
había de qué preocuparse por el resto de su vida, esforzarse por algo era una reverenda
tontería pues “todo lo tenía todo resuelto”; lo único que importaba era
divertirse con los amigos y dejarse llevar por el momento.
Pasaron los
años y cada vez se fue hundiendo más en los vicios y placeres del mundo, sin
importarle para nada su profesión o el negocio familiar. Su padre sufría mucho al verlo en tales
circunstancias y trató de rescatarlo de esa vida en repetidas ocasiones, sin éxito, pero, a pesar de lo frustrado y furioso que pudiera sentirse, como lo amaba tanto, seguiría pagando por su profuso estilo de vida hasta el último día de su vida.
¡Abrir solo en momentos de gran desesperación!
Al cabo del
tiempo el padre enfermó de gravedad, los médicos le daban unos pocos meses de vida y le
recomendaron que se retirara a descansar en un lugar alejado del estrés y de las
preocupaciones.
Pasó sus
últimos días en una vieja granja que había heredado de su padre. Aquel lugar le traía muchos recuerdos de la
infancia y se sentía muy a gusto ahí, a pesar de lo duro que era sobrellevar
aquella dolorosa enfermedad.
El día que
partió de este mundo dejó en manos de su abogado de confianza la responsabilidad
de pasar toda su fortuna a nombre de su amado hijo, tarea que éste
realizó sin vacilar, tal y como mandaba su último testamento. Pero había algo más importante que todo aquel
cúmulo de papeles que contenían aquella abundante riqueza, era un sobre lacrado que
aquel desahuciado había encargado para ser entregado a su hijo después de su
muerte, en el que había una inscripción que rezaba “abrir solo en momentos de gran
desesperación”.
El hijo recibió
el sobre de manos del abogado y, obedeció al pie de la letra lo que la
enigmática leyenda le mandaba, lo dejó guardado en un lugar seguro sin abrirlo,
respetando así esa rara y última voluntad de su padre. Desde ese día quedó empoderado del imperio de
negocios que su padre había forjado, ahora solo de él dependía el destino de todo
aquello…
Tomando
Control absoluto
Familiares, amigos,
políticos influyentes e importantes hombres de negocios hicieron parte de la
concurrencia en el funeral, pues la trayectoria de aquel hombre había sido por
demás admirable y digna de imitación. Pero
en el ambiente flotaba la incertidumbre de qué pasaría ahora con sus empresas ¿sería su hijo capaz de tomar las riendas y
hacerlas prosperar?
El muchacho
quedó muy afectado por la partida de su progenitor. Aunque tuvieron bastantes desavenencias en el
pasado él le amaba mucho como para no sentir dolor, y remordimiento por no haber
llenado las expectativas de aquel gran hombre, pero la suerte ya estaba echada
y no había forma alguna de revertir la situación.
Por algún
tiempo intentó hacerse cargo de la organización que había heredado, pero el
ánimo le duró muy poco y terminó por dejar todo en manos de “amigos de
confianza” que había colocado en puestos claves para que le ayudaran, quienes
no tenían ninguna experiencia en administración de negocios, por lo que el
fracaso era inminente.
Él se dedicó a
la única tarea que sabía realizar mejor: derrochar el dinero con sus amigos, dándose junto con ellos una
vida de lujos y de todos los excesos posibles; Europa, las islas del caribe, Dubái, eran solo algunos de los destinos
que frecuentaban, y todos los gastos corrían por su cuenta, además, luego del
deceso de su padre, los parientes empezaron a aparecer por todos lados,
solicitándole préstamos que jamás pretendieron pagar, lo que también contribuiría a erosionar sus finanzas.
Si
fracasaste ¡Ahora debes pagar!
La situación fue
de mal en peor, sus empresas ya no estaban generando ingresos suficientes a
causa del descuido y el desorden imperante.
Las deudas seguían creciendo a un ritmo constante y no se avizoraba
forma alguna de darles cumplimiento, y fue entonces cuando tomó la decisión de
vender la mayoría de sus activos en un
trato nada ventajoso para él, pero al menos podría cubrir con eso en buena parte las
obligaciones contraídas; prácticamente tuvo que decidir entre pagar deuda o ir
directo a la cárcel.
Había tocado
fondo, ¡estaba en la
total ruina! Los amigos
con los que compartió por tantos años desaparecieron mágicamente, lo mismo que
los parientes a quienes les había prestado dinero. Todos le dieron la espalda cuando más les necesitaba.
El único bien
que no se atrevió a vender fue la vieja granja adonde su padre pasó sus últimos
días, así que de inmediato se mudó a vivir ahí.
Luego de algunos días de encierro, lágrimas y mucha reflexión, entendió que él había sido el único culpable de todas sus desgracias; era la primera vez que reconocía el gran error que había sido toda su vida.
Estaba
desesperado, su vida de lujos y placeres ahora se había convertido en un infierno
despiadado que no daba tregua, con acreedores que le acosaban constantemente y
que proferían una serie de amenazas que le quitaban el hambre y el sueño.
Continúa en la siguiente
entrada…
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