viernes, 27 de octubre de 2017


Hola. 
Bienvenido a mi blog.

En los párrafos siguientes veremos como un amoroso padre fue capaz de velar por el bienestar de su hijo, empero de su reprochable conducta, hasta después de su muerte, dándole una última oportunidad para  corregir su destino a través de una lección maravillosa que aquel jamás olvidaría. 

Acompáñame y aprendamos de esta aleccionadora historia…


Comencemos…

  
¡Que no pare la fiesta!



Hace algún tiempo existió un hombre acaudalado, quien había amasado su fortuna gracias a su audacia y dedicación en los negocios.  Tenía un hijo que rondaba los treinta años de edad, a quien amaba con todo su corazón.  Le había dado de todo: viajes exóticos, automóviles, estudios en las más prestigiosas universidades y muchos otros lujos.

Este muchacho nació sentado en una mina de oro, pues las empresas de su padre generaban millones y él era el único heredero de toda aquella fortuna.  Según él ya no había de qué preocuparse por el resto de su vida, esforzarse por algo era una reverenda tontería pues “todo lo tenía todo resuelto”; lo único que importaba era divertirse con los amigos y dejarse llevar por el momento.

Pasaron los años y cada vez se fue hundiendo más en los vicios y placeres del mundo, sin importarle para nada su profesión o el negocio familiar.  Su padre sufría mucho al verlo en tales circunstancias y trató de rescatarlo de esa vida en repetidas ocasiones, sin éxito, pero, a pesar de lo frustrado y furioso que pudiera sentirse, como lo amaba tanto, seguiría pagando por su profuso estilo de vida hasta el último día de su vida.

  
¡Abrir solo en momentos de gran desesperación!



Al cabo del tiempo el padre enfermó de gravedad, los médicos  le daban unos pocos meses de vida y le recomendaron que se retirara a descansar en un lugar alejado del estrés y de las preocupaciones.

Pasó sus últimos días en una vieja granja que había heredado de su padre.  Aquel lugar le traía muchos recuerdos de la infancia y se sentía muy a gusto ahí, a pesar de lo duro que era sobrellevar aquella dolorosa enfermedad.

El día que partió de este mundo dejó en manos de su abogado de confianza la responsabilidad de pasar toda su fortuna a nombre de su amado hijo, tarea que éste realizó sin vacilar, tal y como mandaba su último testamento.  Pero había algo más importante que todo aquel cúmulo de papeles que contenían aquella abundante riqueza, era un sobre lacrado que aquel desahuciado había encargado para ser entregado a su hijo después de su muerte, en el que había una inscripción que rezaba “abrir solo en momentos de gran desesperación”.

El hijo recibió el sobre de manos del abogado y, obedeció al pie de la letra lo que la enigmática leyenda le mandaba, lo dejó guardado en un lugar seguro sin abrirlo, respetando así esa rara y última voluntad de su padre.  Desde ese día quedó empoderado del imperio de negocios que su padre había forjado, ahora solo de él dependía el destino de todo aquello…


Tomando
Control absoluto

Familiares, amigos, políticos influyentes e importantes hombres de negocios hicieron parte de la concurrencia en el funeral, pues la trayectoria de aquel hombre había sido por demás admirable y digna de imitación.  Pero en el ambiente flotaba la incertidumbre de qué pasaría ahora con sus empresas ¿sería su hijo capaz de tomar las riendas y hacerlas prosperar?

El muchacho quedó muy afectado por la partida de su progenitor.  Aunque tuvieron bastantes desavenencias en el pasado él le amaba mucho como para no sentir dolor, y remordimiento por no haber llenado las expectativas de aquel gran hombre, pero la suerte ya estaba echada y no había forma alguna de revertir la situación.

Por algún tiempo intentó hacerse cargo de la organización que había heredado, pero el ánimo le duró muy poco y terminó por dejar todo en manos de “amigos de confianza” que había colocado en puestos claves para que le ayudaran, quienes no tenían ninguna experiencia en administración de negocios, por lo que el fracaso era inminente.

Él se dedicó a la única tarea que sabía realizar mejor: derrochar el dinero con sus amigos, dándose junto con ellos una vida de lujos y de todos los excesos posibles;  Europa, las islas del caribe, Dubái, eran solo algunos de los destinos que frecuentaban, y todos los gastos corrían por su cuenta, además, luego del deceso de su padre, los parientes empezaron a aparecer por todos lados, solicitándole préstamos que jamás pretendieron pagar, lo que también contribuiría a erosionar sus finanzas.


Si fracasaste ¡Ahora debes pagar!



La situación fue de mal en peor, sus empresas ya no estaban generando ingresos suficientes a causa del descuido y el desorden imperante.  Las deudas seguían creciendo a un ritmo constante y no se avizoraba forma alguna de darles cumplimiento, y fue entonces cuando tomó la decisión de vender la mayoría  de sus activos en un trato nada ventajoso para él, pero al menos podría cubrir con eso en buena parte las obligaciones contraídas; prácticamente tuvo que decidir entre pagar deuda o ir directo a la cárcel.

Había tocado fondo, ¡estaba en la total ruina!  Los amigos con los que compartió por tantos años desaparecieron mágicamente, lo mismo que los parientes a quienes les había prestado dinero.  Todos le dieron la espalda cuando más les necesitaba.

El único bien que no se atrevió a vender fue la vieja granja adonde su padre pasó sus últimos días, así que de inmediato se mudó a vivir ahí.  Luego de algunos días de encierro, lágrimas y mucha reflexión, entendió que él había sido el único culpable de todas sus desgracias; era la primera vez que reconocía el gran error que había sido toda su vida.

Estaba desesperado, su vida de lujos y placeres ahora se había convertido en un infierno despiadado que no daba tregua, con acreedores que le acosaban constantemente y que proferían una serie de amenazas que le quitaban el hambre y el sueño. 


Continúa en la siguiente entrada…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por leer mi página