martes, 21 de febrero de 2017



Es un enorme placer tenerte con nosotros de nuevo.

Bienvenido al blog de emprendimiento que está ganando cada vez más aceptación y seguidores alrededor del mundo.  

El siguiente espacio lo dedicaré a un libro que ha influido mucho en mí a través del tiempo, al punto de haberlo adoptarlo como material de consulta obligatorio en casi todo lo que hago; me refiero al Best Seller “PIENSE Y HÁGASE RICO” de Napoleón Hill, que recomiendo ampliamente para cualquier persona que esté en la búsqueda de su realización personal a través de alcanzar su libertad financiera.

Es uno de los primeros libros de superación y autoayuda que leí y, con toda honestidad, cambió mi vida por completo pues me enseñó a ver el mundo desde una perspectiva diferente, pletórico de abundancia y oportunidades, donde la recompensa está preparada para todo aquel que esté dispuesto a pagar el precio.

Comencemos con algunas de las historias más inspiradoras de este magnífico libro.

A un metro del oro



Una de las causas más comunes del fracaso es el hábito de abandonar cuando uno se ve presa de una frustración temporal.  Todos son culpables de este error en un momento u otro.

Un tío de R.V. Darby fue presa de “la fiebre del oro” en los días en que era una fiebre endémica, y se fue al Oeste a cavar para hacerse rico.  No sabía que se ha sacado más oro de los pensamientos de los hombres que de la tierra. Obtuvo una licencia y se fue a trabajar con el pico y la pala.

Después de varios meses de trabajo obtuvo la recompensa de descubrir una veta de mineral brillante.  Necesitaba maquinaria para extraer el mineral.  Con discreción, cubrió la mina, volvió sobre sus pasos a su hogar en Williamsburg, Maryland, y les habló a sus parientes y a algunos vecinos del “hallazgo”.  Todos reunieron el dinero necesario para la maquinaria, y la enviaron a la mina.  Darby y su tío volvieron a trabajar en ella.

Extrajeron el primer carro de mineral y lo enviaron a un fundidor. ¡Las utilidades demostraron que poseían una de las minas más ricas de Colorado!  Con unos pocos carros más de mineral saldarían todas las deudas.  Entonces empezarían a ganar dinero en grande.

¡Hacia abajo fueron los taladros! ¡Muy alto llegaron las esperanzas de Darby y de su tío! Entonces sucedió algo. ¡El filón de mineral brillante desapareció!  Habían llegado al final del arco iris, y la olla de oro no estaba allí.  Perforaron en un desesperado intento para volver a encontrar la veta, pero fue en vano.

Finalmente decidieron abandonar.

Vendieron la maquinaria a un chatarrero por unos pocos centenares de dólares, y tomaron el tren de vuelta a casa.  El chatarrero llamó a un ingeniero de minas para que mirara la mina e hiciera una prospección. El ingeniero le informó de que el proyecto había fracasado porque los dueños no estaban familiarizados con las “vetas falsas”.  Sus cálculos indicaban que la veta reaparecería ¡a un metro de donde los Darby habían dejado de perforar! ¡Allí fue precisamente donde fue encontrada!

El chatarrero extrajo millones de dólares en mineral de aquella mina porque supo buscar el asesoramiento de un experto antes de darse por vencido.


El “Imposible” motor V8 de Ford


Cuando Henry Ford decidió fabricar su famoso motor V8, quiso construir un motor con los 8 cilindros alojados en un mismo bloque, y dio instrucciones a sus ingenieros para que produjeran un prototipo del motor.  El proyecto estaba ya volcado sobre el papel, pero los ingenieros acordaron que era de todo punto imposible embutir ocho cilindros en un motor de un solo bloque.

Prodúzcanlo de todas maneras, dijo Ford.
Pero ¡es imposible!, replicaron ellos.
Adelante, ordenó Ford, y no dejen de trabajar hasta haberlo conseguido, no importa cuánto tiempo haga falta.

Los ingenieros pusieron manos a la obra. No tenían otra opción si querían seguir formando parte del equipo de Ford.  Seis meses transcurrieron sin que obtuvieran resultados.  Pasaron otros seis meses, y todavía no habían conseguido nada.  Los ingenieros probaron todos los planes concebibles para llevar a cabo el proyecto, pero aquello parecía incuestionable: ¡imposible!

Al cabo de un año, Ford se reunió con los ingenieros, que volvieron a informarle de que no habían hallado manera de cumplir sus órdenes.

Sigan con el trabajo, dijo Ford, quiero ese motor y lo tendré.

Continuaron haciendo pruebas, y entonces, como por arte de magia, el secreto quedó desvelado.

¡La determinación de Ford había ganado una vez más!

Quizás esta historia no esté descrita con precisión de detalles, pero las circunstancias y el resultado son los correctos.  Deduzca de ella, usted que desea pensar y hacerse rico, el secreto de los millones de Ford, si puede.  No tendrá que buscar muy lejos.

Henry Ford tuvo éxito porque comprendió y aplicó los principios del éxito.  Uno de ellos es el deseo; saber lo que uno quiere.  Recuerde esta historia de Ford mientras lee, y señale las líneas en que se describe el secreto de su extraordinaria proeza.  Si puede hacer esto, si usted es capaz de poner el dedo en el particular grupo de principios que hicieron rico a Henry Ford, usted puede igualar sus logros en casi cualquier oficio para el que esté preparado.


Conclusión

Es increíble el poder que tiene un fuerte deseo sumado a la convicción de que puedes hacerlo realidad. Este es parte del secreto que han utilizado los grandes emprendedores para materializar todo aquello en lo que se enfocan.

El principio de persistencia es otro factor común que podemos encontrar en estas dos historias.  Lamentablemente eso fue de lo que careció R.V. Darby con su mina de oro; dejó de excavar cuando apenas faltaba un metro para llegar a la beta más grande, la beta que lo hubiese hecho millonario.

Nos vemos pronto…


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