INTRODUCCIÓN
Hola.
Te voy compartir algunas
reglas básicas que deberás aplicar para lograr el éxito en cualquier tipo de
labor o emprendimiento que estés desarrollando.
Tanto si eres un empleado, auto empleado o dueño de un negocio, te
recomiendo que las pongas en práctica si realmente quieres marcar la diferencia
en tu campo.
Cuando estableces ciertas
normas de comportamiento y las aplicas de manera consciente en tu vida, te conviertes
en el artífice de tu destino, capitán de tu nave, facilitando además el proceso
de toma de decisiones.
Por eso te dejo a
continuación:
7 REGLAS DE ORO
BÁSICAS PARA LA EXCELENCIA
Regla Número 1
Siempre llego Puntual
La puntualidad es un
principio que debemos valorar. A nadie
nos gustan las personas impuntuales. Aunque
a veces tratemos de disimular nuestro malestar con una hipócrita sonrisa y
pronunciemos el clásico “no hay problema” cuando alguien nos pide disculpas por
llegar tarde, el hecho de haber esperado por media hora o cuarenta y cinco
minutos nunca va a ser tomado a la ligera, pues sentimos que nos han robado
parte de nuestro valioso tiempo.
Soy
un vigoroso defensor de la puntualidad y siempre trato de romper con ese
paradigma tan dañino acerca de que “los
latinos somos impuntuales”; por muy insignificante que pudiera parecer algún
compromiso adquirido, siempre me tomo muy en serio estar a la hora acordada.
Reconozco
que se ha generalizado el mal hábito de llegar tarde en nuestra américa latina,
mientras que en otras culturas se considera como una total falta de respeto,
una grave ofensa hacia los demás. Es
nuestra responsabilidad educar en este sentido y acabar con ese mal hábito lo
antes posible, pues hacer mal uso del tiempo es una de las causas principales
que nos pueden mantener sumidos en el atraso.
No
importa si eres un empresario, estudiante, dueño de un pequeño negocio, si eres
un profesional (auto empleado), o estás trabajando por un salario para alguien
más, cualquiera que sea tu actividad, mi recomendación es que te comprometas
con el
principio de la puntualidad para tu propio beneficio y el de los demás. “No desperdicies tu tiempo, ni le
robes el suyo a nadie”
Regla Número 2
Soy Limpio y Ordenado
Recuerdo una anécdota acerca de un
muchacho de mi pueblo. Recién se había graduado
de la carrera de magisterio y no lograba encontrar trabajo. Estuvo aplicando para diversos puestos en varias
empresas y no conseguía hacerse con ninguno. Pasaron varios meses sin resultados
satisfactorios y, cuando estaba empezando a ser presa de la desesperación, por
fin fue contratado.
Le asignaron una pequeña oficina en el
área administrativa de una reconocida empresa y comenzaron a capacitarlo en las
labores de su nuevo puesto; supongo que este muchacho estaría muy feliz y
agradecido con Dios por haber encontrado un trabajo luego de tanta espera, me imagino el entusiasmo que sentía en
sus primeros días de labor, además del gran alivio que esto iba a significar para
su economía.
El muchacho demostró ser lo suficientemente
listo como para desempeñar su puesto sin contratiempos. Pasaron los días y todo
marchaba muy bien, hasta que de parte de la gerencia le pidieron un favor
especial que lo pondría a prueba.
El favor especial consistía en ayudar
a mejorar un poco la apariencia de su propia oficina, para lo cual le proporcionaron
brocha y pintura, los debía de utilizar para pintar las paredes del interior, actividad
que realizaría en horario normal de trabajo, aprovechando que la empresa estaba
en su temporada de baja producción y no había demasiado qué hacer.
El increíble desenlace de esta anécdota
fue que el muchacho se resistió por completo a realizar la labor encomendada,
argumentando que esas no eran actividades propias de su cargo y que era
denigrante para él hacer un trabajo que, a su juicio, estaba reservado únicamente
para personas sin preparación, que no tenían “grandes estudios” como los suyos. Su renuncia no se hizo esperar, era obvio que
no estaba preparado para los sacrificios que el éxito conlleva en sus inicios,
y todo apuntaba a que el título se le había subido a la cabeza.
Hay que reconocer que la academia no
nos prepara del todo para la vida y, cuando nos enfrentamos con cierta dosis de
realidad, a veces no pasamos la prueba. Por ello es importante reconocer la necesidad de establecer por cuenta propia ciertas normas que nos guíen para hacer en todo
momento lo que debemos, sin importar la clase de reto al que nos enfrentemos.
Continuará en la próxima entrada…
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